La farmacia de Javier está ubicada en Cartagena. Con más de 200 mil habitantes y siendo una ciudad portuaria, la población es muy variada. “Acuden a nosotros principalmente pensionistas que recogen su medicación crónica. Pero también trabajadores de la zona, familias con hijos en edad infantil y estudiantes que residen en el barrio cercano a los campus universitarios”, afirma, con clara vocación pública.

Cartagena también acoge a turistas tanto nacionales como extranjeros, “son los que más hemos notado descender con la situación actual de limitación de la movilidad y la paralización de la llegada de cruceros a nuestra ciudad”.

El esfuerzo realizado por la farmacia aún no está reconocido. “Nos hemos adaptado a los cambios contando además con poco tiempo y siempre pensando en el paciente. La mayor transformación se ha producido en Atención Primaria con el paso a la atención médica”. Así, en muchos casos, el boticario complementa la información aportada por el médico en consulta telefónica, al tiempo que se asegura de que el cliente dispone de la información necesaria para cumplir correctamente con el tratamiento.

Cambios también a la hora de relacionarse y de hacer uso de las nuevas tecnologías: “Notamos una mayor dependencia de los medios telemáticos de comunicación con clientes, proveedores, otros agentes de salud, etc., lo cual requiere de una gran capacidad de concentración y de organización eficiente si queremos dar respuesta con el mejor nivel de servicio a la demanda, muchas veces simultánea, de atención”. Y es que hoy en día un boticario atiende tanto por WhatsApp como por RRSS, llamada de teléfono, emails y mostrador. Una auténtica aventura en la que siempre prima el paciente: “Ha sido la etapa profesional más dura y exigente por la que hemos pasado, y creo que hemos estado a la altura multiplicando nuestros esfuerzos y recursos para poder contribuir a la salud de la población”. Desde luego, cumpliendo en muchas ocasiones servicios de Atención Primaria ante el cierre de centros de salud. Javier ve un futuro prometedor: “Estamos A pie de calle expuestos a los mismos cambios que la sociedad está experimentando desde que comenzó la pandemia. Con el incremento del comercio online y la comodidad de poder recibir en casa lo que se adquiere en el móvil o en la tablet, necesitamos adaptarnos para no vernos perjudicados”. La clave está en apostar por la excelencia en el servicio y por la optimización de los recursos. Su botica de Cartagena ofrece servicios de nutrición, medida de tensión arterial y de glucosa en sangre, entre otros, con el objetivo de aportar un valor añadido, pero Javier tiene muy claro que el sustento de la farmacia sigue siendo el medicamento. “No hay que precipitarse a la hora de poner en marcha servicios diferenciadores. Debemos tener la seguridad de que los vamos a poder desarrollar con un nivel óptimo, con un equipo cualificado, y que van a aportar rentabilidad”.

Entre los desafíos está el teletrabajo. “Creo que se ha acelerado exponencialmente el avance hacia el futuro de las farmacias con el incremento de la venta online, el trabajo telemático, la atención médica telefónica y el predominio absoluto de la prescripción electrónica. Tenemos que poner todo de nuestra parte para saber adaptarnos a los cambios” concluye Javier.