Echando la vista atrás de lo que han sido los meses más duros y el camino de la ansiada normalidad, creo que debemos sentir el orgullo de ver cómo los farmacéuticos hemos estado ahí en todo momento como muro de contención de la pandemia, dando una cobertura sanitaria a miles de ciudadanos y respondiendo a sus necesidades y demandas. Ha sido un gran ejercicio de responsabilidad que merece el más alto de los reconocimientos. Algunos de nuestros compañeros se han quedado en el camino ejerciendo su labor, desde aquí quiero tener un recuerdo especial para ellos; siempre permanecerán en nuestra memoria.

Ese esfuerzo colectivo de los farmacéuticos se ha realizado desde todos los ámbitos: Hospitales, Industria, Distribución, Salud Pública, Laboratorios de Análisis Clínicos, Ópticas, Ortopedias, Investigación y Farmacia comunitaria. Hemos sido una garantía para la protección de la salud de nuestros pacientes, dándoles una cobertura excepcional cuando los centros de salud permanecían cerrados, garantizando la continuidad de los tratamientos, haciendo llegar los medicamentos a los hogares y proporcionando, como siempre, una información veraz y fiable.

Cuando acechaba la oscuridad en las calles desiertas de las ciudades la cruz verde de las farmacias se ha mantenido encendida siendo un referente de seguridad para miles de ciudadanos.

Las circunstancias extraordinarias no han mermado la actividad del Colegio. La presencialidad ha sido sustituida por la virtualidad, los medios telemáticos se han impuesto a las reuniones en persona, un proceso de trasformación de la vida laboral que se ha tenido que abordar de manera acelerada pero con éxito. Me permito aportar una cifra que avala esa adaptación y es que el balance de reuniones, actividades, cursos… alcanza casi 350 lo que dice que el virus no ha paralizado la actividad ordinaria colegial.

Esa vitalidad tiene como grandes protagonistas a los miembros de la Junta de gobierno, Vocalía de Secciones y especialmente a los trabajadores del Colegio, su esfuerzo, compromiso y responsabilidad han permitido mantener el pulso y la labor colegial, y sobre todo, han estado al pie del cañón adaptándose al teletrabajo para que los colegiados pudieran ser atendidos en su quehacer diario.

Podemos decir que el virus no ha impedido que un Colegio, como el nuestro, siguiera prestando esa atención esencial para que las oficinas de farmacia pudieran seguir funcionando con normalidad. Desde aquí mi agradecimiento y personal reconocimiento a todos y cada uno de ellos.

Los farmacéuticos hemos ocupado un lugar importante en la vida de muchas personas y esa posición toca fortalecerla como pieza clave que somos del sistema de salud. Nuestra presidenta, Paula Payá, tiene muy claro que estamos en un momento fundamental para afianzar ese papel que requiere unión, esfuerzo y trabajo de todo el colectivo.  Hay muchos retos por delante de cara a los próximos meses y el camino para conseguir nuestros propósitos será más sencillo si lo hacemos unidos y con una única voz.

Parece que la llamada “nueva normalidad” está cada día más cerca, lo que nos hace mirar con optimismo al futuro más inmediato. Confío en que  esa cotidianidad que tanto añoramos podamos recuperarla pronto y que este año nos reunamos el Día de la Patrona y volvamos a celebrarlo con un brindis en persona. Si las circunstancia lo hacen factible nos emplearemos para que así sea.

Me despido reiterando mi profundo agradecimiento a todos y cada uno de los colegiados, y a todo el personal del Colegio. Es un orgullo pertenecer y representar a un colectivo que ha dado lo mejor de sí mismo en uno de los peores momentos de nuestra Historia. Enhorabuena y gracias.